Desparasitación  y Descontaminación (II)

 (volver a I)

 

 Los Áscaris

Estos parásitos controlan el ciclo de Krebs con consecuencias importantes para el organismo, y además, en un cuerpo enfermo de cáncer, destruyen la vitamina C, quitándole un átomo de hidrógeno, o sea oxidándola.

Cuando los Áscaris desaparecen del cuerpo, la vitamina C reaparece rápidamente en su forma útil, o sea con capacidad reductora. Los Áscaris además son portadores de varias bacterias, como el Ryzobium leguminosarum, el Mycobacterium avium, el M. intracellulare. 

En presencia de este parásito se detecta también el 20-Metil-cloranteno, que parece ser el agente carcinógeno más poderoso jamás descubierto.
La Dra. Clark está convencida de que los Áscaris y las fases evolutivas del Fasciolopsis son los indicadores de los tumores humanos. El caso Áscaris es algo complejo y lo volveremos a estudiar más adelante.

 

El cobre 

Cada vez que analizamos un tumor, dice, el Sincrómetro detectará la presencia de cobre metálico, o inorgánico. Este metal reduce fuertemente el nivel de hierro sérico, lo que conduce a la destrucción del sistema inmunitario, del sistema de fabricación de hematíes, y del metabolismo energético. Es la destrucción de la vida.

Ya se había notado en medicina de investigación del cáncer la presencia de cobre en los tumores y se pensaba que era una consecuencia del cáncer. Según la Dra. Clark, es justamente lo contrario, o sea que la presencia de cobre favorece el cáncer y se puede demostrar fácilmente, pues al eliminar la ingesta de cobre metálico (por ejemplo el que se ingiere con el agua proveniente de tuberías de cobre), su nivel en un cuerpo canceroso baja rápidamente.

El cobre metálico tiene mucha afinidad con el azufre y los compuestos sulfurados, como el glutatione, la cisteína, la taurina y la metionina: de esta manera este metal roba el azufre que debería estar combinado con el hierro en nuestros órganos y causa los problemas antes mencionados El cobre, como decíamos, entra en el organismo proveniente del agua de las tuberías de cobre y de algunos empastes dentales metálicos o plásticos. 

El remedio es simple, pues es suficiente no beber el agua que fluye en tuberías de este metal y cambiar los empastes por otros no contaminados. 

Además, al bajar el nivel de cobre se inhibe también la proliferación de hongos. 

 

Los hongos 

Los hongos generan productos tóxicos llamados micotoxinas, y cuando se analiza un tumor se encuentran sistemáticamente Aflatoxinas y Patulina que no son otra cosa que micotoxinas

 

La Aflatoxina B 

Es un producto tóxico altamente cancerígeno que llega al hígado proveniente de la ingesta de alimentos que contienen mohos, mohos que no son visibles a simple vista ni detectables por el gusto. Curiosamente, cada vez que el análisis revela la presencia de alcohol isopropílico en el cuerpo, encontramos también Aflatoxina B. La explicación puede ser que la Aflatoxina B inhibe la metabolización del alcohol isopropílico y su posterior eliminación, aunque podría darse también el caso contrario; lo cierto es que si se deja de ingerir alimentos con mohos (aunque sean invisibles), el nivel de aflatoxina baja rápidamente a cero, dándole al hígado la posibilidad de metabolizar el alcohol isopropílico.

Los alimentos que clásicamente contienen mohos son: las cervezas, el pan de más de dos o tres días, la fruta muy madura, los cereales y los frutos secos. Sin embargo, alimentos muy mohosos, como los quesos azules, no presentan trazas de Aflatoxina B.

La Aflatoxina B es producida por un hongo del género Aspergillus e inhibe la replicación y transcripción del ADN. 

La Aflatoxina B causa ictericia y cáncer de hígado.

 

La Patulina 

También es una micotoxina carcinógena y está siempre presente en los tumores, pero sobre todo en las glándulas paratiroides, inhibiendo así la capacidad del organismo de defenderse de éstos. Es producida por los hongos Penicillium y la podemos encontrar fácilmente en las magulladuras de la fruta maltratada, junto con la Aflatoxina. 

Es curioso notar cómo la Patulina es utilizada en la medicina convencional como antibiótico. 

Una característica de las micotoxinas, en especial la Patulina, es que al estar presentes en las paratiroides, inhiben la capacidad de éstas de producir un Factor de Necrosis Tumoral (FNT). 

Todos los enfermos de cáncer carecen de FNT, todas las personas sanas lo tienen. 

Al parecer, la presencia de la Patulina en las paratiroides hace desaparecer el FNT, pero al desaparecer la Patulina como consecuencia del tratamiento reaparece el FNT. 

No hay duda de que la Patulina juega un papel importante en la carcinogénesis. Ya veremos más adelante cómo eliminar todas las causas de generación de tumores.

 

Las bacterias 

Las bacterias también juegan un papel muy importante en el desarrollo de los tumores, porque además de toda una serie de efectos dañinos para el organismo, tienen la característica de abastecer a las células de abundante ADN. 

El ADN de producción normal en un cuerpo sano no es detectable con el Sincrómetro, pero es detectable en todos los casos en que se analiza un tumor, o sea que el ADN de un cuerpo sano está escondido en el núcleo celular, mientras que en presencia de un tumor está fuera de lugar y de control. 

Del gran número de bacterias que existen, unas pocas especies están en condiciones de fabricar ADN utilizando la vitamina B12 como lo hace el cuerpo humano. 

Las especies Clostridium, Rhizobium y Lactobacillus y tal vez alguna otra todavía no detectada, son las responsables de la producción normal de ADN a partir del ARN.

Las bacterias además están o pueden estar infectadas por virus. Cuando éstas penetran en la membrana celular, los virus atacan libremente el ADN de la célula huésped y participan activamente en agravar el problema. 

Podemos pues considerar que, cuando el Sincrómetro detecta ADN, existe un crecimiento tumoral. 

De todas estas bacterias, la especie Clostridium es de las más difíciles de eliminar y de las más perjudiciales. 

Además de modificar el ADN, produce alcohol isopropílico y se esconde sobre todo en los dientes con empastes, coronas, cápsulas, etc. y coloniza el intestino y, a veces, también el estómago y el esófago. 

Esta bacteria, que es posible eliminar con dosis diarias de 15OO mg de 1iidrocloruio de betaína o con yodo cuando está presente en los dientes, posteriormente se propaga también a otras partes del cuerpo cómo los pediós, pulmones…, por este motivo, un enfermo de cáncer debe extraer todos los dientes muertos, los que tienen grandes empastes de amalgama o de plástico, las coronas y cualquier arreglo metálico de la boca. 

Después de la extracción es necesaria una limpieza profunda, porque en lo más hondo de la herida se esconden los Clostridium, los Streptococcus y los Stafilococcus. 

La presencia del Clostridium genera mal olor de boca y éste sirve para su detección rápida y segura. Una vez eliminada esta bacteria del cuerpo, cosa no fácil, hay que evitar reinfectarse. 

Los alimentos deben estar bien cocinados. 

La leche fresca o pasteurizada debe hervirse con un pellizco de sal, de modo que aumente la temperatura de ebullición.

La pasteurización NO ES SUFICIENTE. En su lugar se puede usar leche esterilizada (UHT).

Los aminoácidos ornitina y arginina en cápsulas de 500 mg ayudan en la eliminación de esta bacteria.

 

El cobalto 

El cobalto inorgánico, o sea en estado metálico, también es tóxico y tiene la característica de inhibir la utilización del oxígeno en el cuerpo, y esto, cómo se descubrió hace tiempo, favorece la formación de tumores.

Otro efecto del cobalto es el desequilibrio en la producción de proteínas plasmáticas en el hígado, lo que puede conducir por ejemplo a altos niveles de albúmina y bajos niveles de globulinas, o a la formación de mieloma múltiple y otras enfermedades.

Los efectos tóxicos del cobalto alcanzan también al corazón.

La medicina oficial lo sabe desde hace décadas y ha prohibido su uso farmacológico casi totalmente.

Sin embargo, este metal ha reaparecido gradualmente, y ahora lo podemos encontrar en los detergentes para lavadoras (granitos azules), para platos, en los empastes dentales, en el plástico de las dentaduras, en los enjuagues bucales, y otros.

Así, día tras día, estamos introduciendo y acumulando en el organismo pequeñas cantidades de cobalto sin saberlo. 

Si eliminásemos la presencia de metales y plásticos de nuestras vidas, en sólo tres días el equilibrio de proteínas plasmáticas en el organismo estaría restablecido.

 

El vanadio 

Este metal, también inorgánico, hace que el recuento de hematíes se dispare a niveles muy altos.

En el hígado produce el efecto contrario del cobalto y conduce a la formación de edema generalizado.

Se podría pensar entonces que la presencia de cobalto y vanadio simultáneamente, al generar cada uno efectos contrarios, produciría un equilibrio, pero no es así.

En realidad se producen los dos efectos negativos al mismo tiempo.

Además, al combinarse con el ácido nucleico forma compuestos «vanadil…» que inhiben el funcionamiento del gen P53 y conducen al desarrollo de los tumores.

La contaminación por vanadio puede provenir de los gases de escape del coche o del calentador de gas del agua, o del horno de gas, o de una fuga de gas en la cocina, de una fuga de refrigerante de la nevera, o inclusive de alguna vela aunque no esté encendida.

Cuando se elimina la entrada de vanadio en el cuerpo, evitando de respirar el aire contaminado y la presencia en la boca de sustancias artificiales, el Sincrómetro deja de detectarlo.

 

El ácido malónico (la familia «M») 

En la familia «M» hay varios componentes y todos dañinos para el organismo. Los veremos uno por uno.

 

El ácido malónico 

Es otro tóxico. Ya hace 100 años que se sabe que su presencia inhibe en el cuerpo la función del oxígeno, (lo mismo que el cobalto) y favorece la formación de tumores.

Este ácido es producido por las distintas fases de los trematodos, sale de los dientes de plástico, y es contenido en algunos alimentos comunes.

Siempre que en el organismo haya fases de trematodos en evolución, se detecta la presencia de ácido malónico.

Éste bloquea el ciclo de Krebs por el cual se genera energía en las células, y este bloqueo conduce a la formación de tumores.

Las fases de parásitos también son portadoras de bacterias fungoides como los Streptomices.

Cuando esta bacteria se encuentra en un órgano determinado, el Sincrómetro detecta la ausencia de ARN, mientras que en una célula sana este ácido se produce constantemente.

El ácido malónico se halla sólo en productos vegetales, nunca se encuentra en estado libre en animales o humanos sanos. En estos sólo se encuentra el Malonil Coenzima A. El ácido malónico es un potente inhibidor del metabolismo, un inhibidor del uso del oxígeno y un reductor del glutatione, disminuyendo así la inmunidad de la persona afectada.

Es por lo tanto necesario ser muy cuidadosos y evitar de ingerir alimentos que contengan este ácido.

Por suerte no muchos alimentos se encuentran en estas condiciones. Son aproximadamente una treintena, de los cuales expondremos los más comunes.

Vea la lista a continuación y, si está enfermo, evite de consumirlos:

ü  brotes de alfalfa

ü  albaricoque

ü  olivas negras enlatadas

ü  chocolate

ü  mermelada de uva

ü  mango

ü  cebolla roja

ü  calabacín verde

ü  judías secas menos la judía pinta

ü  brécol

ü  zanahorias

ü  jengibre (piel de la raíz)

ü  lima

ü  algas nori

ü  todo tipo de naranja

ü  papaya mejicana

ü  fruto de la pasión

ü  rábano

ü  salsa tamari

ü  nabo

ü  chirivía

ü  caqui

ü  la piel roja del cacahuete

ü   tomate

ü   el verde de trigo  

Hemos visto hasta ahora el gran perjuicio que este ácido puede hacerle al organismo: de aquí la urgencia de metabolizarlo y excretado. El proceso se llama metilación y requiere sobre todo vitamina B12 y ácido fólico, además de otros nutrientes. Así las cosas, la conducta más inteligente no es cómo metabolizarlo rápidamente, sino evitar de ingerirlo, manteniendo así un organismo capaz de defenderse de cualquier ataque.

Evitando consumir estos alimentos, pronto se notará cómo la salud general va mejorando, se observará un aumento de la temperatura corporal y una normalización del peso.

Los efectos del ácido malónico sobre el organismo, que hemos mencionado, son sólo unos pocos de los cerca de 60 que la Dra. Clark ha descubierto a lo largo de su investigación. 

El ácido Maleico 

Este es otro miembro de la familia «M» que se halla especialmente en los productos que utiliza el dentista, tales como: el material para empastes, adhesivos, aglutinantes, imprimadores, polimerizantes, etc., y se encuentra en buena compañía de otros contaminantes carcinógenos como cobre, cobalto, vanadio, ácido malónico, uretano, colorante rojo azoico nitrogenado o bisfenol-A.

El colorante rojo azoico nitrogenado también se le llama Sudan 4 y es un carcinógeno muy potente. 

Malonato, anhídrido maleico, ácido D-málico 

Estos son el resto de la familia «M» y son tan tóxicos como los primeros, se transforman unos en otros y finalmente la salud del organismo paga las consecuencias. Hasta que no se eliminen todos del cuerpo, la salud no volverá. Falta más investigación sobre estos ácidos.

(Continúa)